El pasado
uno de junio, la Dirección General de Interior, Emergencias y Protección Civil publicó
una resolución por la que se sometía a información pública el proyecto de
Decreto que regula las modalidades y condiciones de celebración de espectáculos
públicos y actividades recreativas, los tipos de establecimientos públicos, su
régimen de apertura o instalación, los horarios que rigen su apertura y cierre,
y se aprueba el catálogo de espectáculos públicos, actividades recreativas y
establecimientos públicos de Andalucía.
La Federación
AA.VV. Centros Históricos de Andalucía ha presentado un escrito solicitando la
retirada del proyecto de Decreto, que siga vigente la normativa actual y que,
en el caso de que fuera necesario introducir modificaciones en la normativa vigente para adaptarla a las
circunstancias actuales, se contemple
como objetivo prioritario la protección del vecino, la calidad de vida y
el medio ambiente urbano, con especial
atención a los Centros históricos de Andalucía.
Centros históricos
Cuando
hablamos de centros históricos (se dice en el escrito de la Federación vecinal
que resumimos aquí) nos referimos a una serie de especificidades que son
exclusivas de dichas zonas en todos los ámbitos en los que se mueve una ciudad:
accesibilidad, transportes, limpieza, afluencia turística… Entre esas
especificidades se encuentra una gran concentración de establecimientos de
hostelería en vías con el espacio muy limitado y con viviendas habitadas
compartiendo medianeras.
Dicha
proliferación ha provocado -continúa el escrito- que en los últimos años los
residentes denuncien recurrentemente tanto los abusos que desde esos
establecimientos se cometen en cuanto a ocupación de la vía pública, ruidos o
carencia de permisos para las actividades que llevan a cabo, como la
inoperancia y dejadez por parte de las administraciones locales a la hora de
cumplir y hacer cumplir sus propias normativas y ordenanzas al respecto.
Los
fenómenos de la turistificación y gentrificación -dicen los representantes
vecinales- comienzan a manifestar sus fatales síntomas en los centros históricos
andaluces, que cada vez más se están transformando en parques temáticos
orientados al turismo y propiciando una despoblación galopante que, a la larga,
acabará afectando a la integridad patrimonial de los mismos e incluso al propio
turismo que acude atraído por sus encantos culturales y monumentales, que sin
duda se erigen como la prueba del rico pasado histórico de nuestra región.
La
situación de centros históricos como el de Jerez, cuya zona intramuros mantiene
a unos escasos 800 residentes para una capacidad de 12.000, o Málaga, que ha
pasado en pocos años de 25.000 habitantes a 4.000 en su almendra histórica, o
Córdoba, que desde hace más de una década viene perdiendo población, pone de
relieve que no estamos ante un proceso casual, sino que obedece a los cánones
de elitización de los centros urbanos.
Como
consecuencia de ello, se produce una subida de precios que acaba con todo el
comercio de cercanía de la zona, que son a su vez sustituidos de forma
sistemática por establecimientos hosteleros: se está produciendo de manera
progresiva un cambio de uso de residencial a terciario.
Al final
del proceso la población también tradicional es expulsada y sustituida por otra
flotante formada por los turistas o personas de alto poder adquisitivo que se
terminan apropiando de esas zonas.
Víctor Manuel Cuello
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